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martes, 22 de febrero de 2011

La vocecita



      Todos tenemos sueños que nos parecen imposibles. Digamos que el tuyo es ser un gran escritor, o un artista de renombre. Pero sabes (crees) que nunca lo lograrás, así que te dedicas a la administración de empresas, no por que eso te guste, sino por la facilidad de encontrar empleo, o poder ganar más dinero.
     Y hay ocasiones en que quieres decir cosas que callas. O quieres hacer cosas que no haces. O tienes reacciones que no dejas salir. O, en términos más frívolos, te pones un suéter que no te gusta, para que tu tía Margarita, quien te lo tejió no se ofenda.
     Bueno, todo eso que ocurre en el fondo de ti mismo, todos esos suelos, todas esas palabras, todas esas reacciones, todos esos anhelos y gustos secretos, son manifestaciones de tu verdadero yo, que te manda mensajes todo el tiempo, a veces con una voz tan débil que no la escuchas, a veces con verdaderos alaridos.
     Desde luego tu verdadero yo no es una “hermanita de la caridad”. Así como tiene su lado bueno, tiene también su lado malo. Y está bien controlar ese lado malo, pero no es conveniente ponerle un freno a ese lado bueno y luminoso de tu personalidad.
     La gran mayoría de las personas no está muy segura de cual es su verdadero yo. A eso se refiere la frase: “no se encuentra a sí mismo”. Pero cuando realmente se buscan y se encuentran, descubren cosas que no sabían de sí mismos, y generalmente se dan cuenta de que han conseguido amarse y aceptarse tal y como son. Han escuchado su voz interior y le han hecho caso.
     Esa voz interior que nadie más que tú escucha, te dice cosas acerca de ti, cosas reales, normalmente positivas o más de acuerdo con tu personalidad. Hay que estar atentos para evitar el lado malo de nuestra personalidad, y acrecentar el bueno, para ser como realmente somos.
     Es decir, vamos a empezar a escuchar esa voz. Piensa en como te gustaría ser. Tal vez popular o lograr un puesto más alto, o atreverte a decir lo que piensas, o a decir que no cuando sientas que debes decirlo o te gustaría dedicarte a algo en especial y no  a la profesión que actualmente tienes. Es posible que descubras que te gustaría ser una persona totalmente distinta y mejor de lo que eres.
     Ese deseo que quizás no compartes con nadie más que contigo, puede ser una manifestación de tu voz interior que te habla al oído, y puede encerrar la verdadera esencia de tu verdadero yo.

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