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martes, 15 de febrero de 2011

La toma de decisiones

     La clave esta en tomar decisiones acertadas, propias y firmes. El asunto no es tan complicado. Una decisión buena o mala puede cambiar el rumbo de tu vida, y esta no es una frase celebre sino una verdad absoluta. Lo peor del caso es que suele ser  sólo con el paso del tiempo que nos damos cuenta  si estuvimos acertados o equivocados. Asi, la peor decisión de tu vida pudo parecer buena en su momento, pero era tan grande el numero de variables, que las cosas no tomaron el rumbo que debían y todo salió al revés. Y, por el contrario, una decisión que parece errónea puede salir bien.
     La conclusión es que la toma de decisiones de ninguna manera es una ciencia exacta. Y tampoco es un asunto de prueba y error, (aunque en ocasiones se convierte precisamente en eso), porque la prueba puede ser una oportunidad única y el error puede salir muy caro. Podríamos entonces, calificarlo como un autentico arte que pone en juego no sólo la imaginación y la creatividad, sino la capacidad de análisis, el ingenio, el cálculo, el instinto y el siempre interesante factor de riesgo.
     ¿Cómo entonces se toma una buena decisión? Bueno, primero tenemos que evaluar las posibilidades. No dudamos que haya muchas personas visionarias que se dejen llevar por el primer impulso al tomar una decisión. Pero también hay millones que juegan a diario la lotería y no se sacan ni un cacahuate. La toma de decisiones debe de tener un enfoque racional. Es necesario evaluar los pros y los contras., tanto los evidentes como los ocultos (aquí entra en juego la imaginación), y otorgar a cada uno un peso específico, es decir, un valor para obtener una especie de marcador final, que te dirá si tus probabilidades son de ganar o de perder.
     Segundo, piensa con la cabeza pero también con el corazon.Una vez que estén evaluadas las posibilidades, hay que escuchar la voz interior. No es seguir un impulso, sino utilizar ese instrumento de raciocinio relámpago que es la mente emocional. Si a pesar de todas las posibilidades en contra, sientes cual es la decisión correcta, entonces tómala.¿ de que sirvió entonces la evaluación? Para saber que puede salir mal y estar preparado para afrontar las posibles torceduras en el ritmo derivadas de las variables.
     Tercero, pedir opiniones calificadas. Hay veces (más de las que uno quisiera) en que las cosas no son tan claras, ni tan fáciles. Si no puedes hacer una valoración real, si tu voz interior permanece callada, o los pros tienen el mismo peso específico que los contras, es hora de pedir ayuda a gente autorizada para darte una opinión. Esta persona debe ser:

1.       Alguien en quien confías
2.       Alguien que sepa del asunto
3.       Alguien que no esté prejuiciado
4.       Alguien que realmente quiera ayudarte.

     Cuarto, despojarte de presiones. La presión puede ser pésima consejera. Sea emocional, psicológica, amorosa. La toma de decisiones es en esencia un acto creativo y como tal debe realizarse con la mente tranquila y relajada. Cuando tratas de hacer algo sintiéndote presionado, estarás haciendo lo que se llama “un esfuerzo transformado”. Tu mente dará vueltas y vueltas sobre lo mismo, o bien se dejará llevar por lo primero que se le ocurra.
     Finalmente, ser flexible. Un error común es aferrarse a una decisión tomada. Esto da carácter de permanente aun error y limita tu campo de acción. De modo que no te cases con tus decisiones, a menos que prueben ser las acertadas después de un tiempo razonable. Por ejemplo, digamos que has decidido poner un negocio. Si al cabo de seis meses no has tenido ni un solo cliente, es hora de retrazar tus objetivos y ver en que has fallado.
     De sabios es cambiar de opinión, así que una mala decisión no tiene por que ser una cadena perpetua, a menos que hayas decidido meterte al narcotráfico y no te puedas salir por que te balacean. Lo que quiero decirte es que nunca es tarde para arrepentirse. La vida esta en cambio constante, como también lo estas tu y tus circunstancias. Lo que hoy es bueno, puede no serlo mañana y lo que hoy parece malo, puede resultar el mejor acierto de tu vida. Flexibilidad es el secreto, pero hasta que no decidas que debes cambiar tu primera determinación, échale a las cosas todas las ganas del mundo para que funcionen. Por que arrepentirse es una posibilidad y cambiar de rumbo es una opción, pero es mucho mejor tomar el rumbo correcto desde el principio.

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